Largo, muy largo se nos hacen estos inviernos. No solo por el frío, que también, sino por la falta de algo que está empezando a ser casi imprescindible en el ocio de nuestro país. No hablamos de la cervecita al sol, que también, sino que nos referimos a los Festivales. Esos macro eventos que aúnan a una gran cantidad de personas interesadas en un mismo tema.
Los más conocidos son sin duda los de música. En nuestro país contamos con algunos de gran tradición como el FIB en Benicassim, que atrae cada verano a miles de jóvenes de toda Europa, convirtiendo la pequeña localidad valenciana en cita imprescindible. Festivales como Sónar o BBK LIVE también llevan años destacando por su energía renovadora y su buena organización.
Algunos nos dirán que estamos casi saturados de festivales debido al nacimiento, estos últimos años, de gran cantidad de ellos tales como MadCool, Low Festival, Arenal Sound, Sonorama Ribera y tantos otros que se expanden por toda la geografía española. Podréis llegar a opinar también, que se ha convertido más en un negocio que en un evento cultural, y no seremos nosotros los que os llevemos la contraria. Pero al igual que en ‘’Asterix y Obelix’’ existe un pequeño núcleo de festivales que se resiste a ser invadido por esta comercialización, y opta por fórmulas y temáticas alternativas donde la música pierde protagonismo por dar paso a todo tipo de artes e intereses.
En las próximas entradas os iremos presentando alguno de los festivales que a nuestro juicio, sin ser comerciales, son de lo más interesantes. Y es que no sólo de música vive el ser humano, que también.
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